lunes, 21 de junio de 2010

la percepción


Venimos a este mundo,
dejando atrás un tiempo,
escrito a lo largo de las eras,
las edades y los siglos.

Llegamos a esta tierra,
olvidando lo anteriormente acaecido,
y vivimos esta vida
navegando entre lo humano y lo divino.

No entendemos lo que pasa . . .
¿porque tanta injusticia?
¿a que se debe este destino,
que actúa arbitrariamente,
dando y quitando sin ningún sentido?

¿Acaso existe Dios?
Y si es así, ¿no se habrá dormido?
¿Porque hay niños que sufren?
¿Mientras quién hace daño ríe altivo?

¿Donde está cuando una madre
pierde a su querido hijo?
¿Donde cuando un pobre niño
muere de hambre y desatendido?
¿Donde cuando un malvado egoísta
abandona a su perro en la cuneta
y este muere de soledad o atropellado
y él feliz y sin remordimientos
disfrutando de sus vacaciones?

Dios esta al otro lado de la percepción.
Esa que nos hace sentir,
que nos hace percibir
las cosas como agradables o desagradables.

Si cuando llegamos a este mundo
nuestra percepción fuese la misma
que tenemos antes de nacer,
lo que nos causa sufrimiento
y lo que nos causa placer,
solo serían lecciones que aprender . . .
y todo nos resultaría mucho más fácil.

No se nos ocurre pensar
que todo lo que sucede
puede pertenecer a un plan,
un plan premeditado y acordado
en el que nosotros participamos
y elaboramos antes de venir al mundo
de encarnar en esta vida.

Lina
Junio - 2010

3 comentarios:

MORGANA dijo...

Aunque mi alma llora de pena,he de darte la razón.Todo está escrito antes de nuestro nacimiento.Pero hay muertes que no llegas a entender.
Cuídate

Flautista de Neón dijo...

Nada parece tener sentido en esta vida.
Sólo una mente evolucionada es capaz de entender y comprender.
Pero la vida es una escuela, y en el día a día están las lecciones que nos plantea.
No es fácil vivir. Más difícil es caminar y mirar atrás. Creo que nuestra mente no está capacitada para comprender la magnitud de la realidad que no podemos ver.
Hay que vivir, pero con sabiduría. Y sencillamente, hacer a los demás lo que quisiéramos que nos hiciésen.

Un abrazo cálido, Anjali.

Reflexiones de Emibel dijo...

Hace años era más espiritual, no creyente ni religiosa.
Hoy, pasados los años, soy más mundana, más realista.
Nunca creí en dios a pesar de nacer en una familia religiosa practicante. No voy a hacerlo ahora; creo en el ser humano y muy restringido.
Lo que escribiste, muy hermoso, literariamente hablando.
Un beso, preciosa.