jueves, 21 de enero de 2010

después de ..... primera rayada de bola




Creo que hoy, por fin, me siento con fuerzas para escribir, sobre lo que ocurrió aquel extraño dia 9 de diciembre.
No se porque, regresé del hospital con una mezcla de incertidumbre, duda, miedo, un poco extrañas, sobre todo lo que había sucedido durante esos días. Ahora parece que vuelvo a estar más centrada; más segura de mi misma. Y necesito venir a mi rincón privado, para aclarar un poco, el maremagnum de ideas que ha desatado en mi cabeza todo lo ocurrido.


Esta ha sido siempre mi forma de aclarar mis ideas, escribiendolas sobre un papel; y conforme salen de mi interior y son expresadas por escrito, vuelvo a leerlas y las releo, las voy asimilando y las comprendo mucho mejor.


Yo no creo en la casualidad, sino en la causalidad. Todo sucede por una causa y para una causa. Solo necesitamos reflexionar y descubrir la causa por la que se desencadena o para la que ocurren determinados sucesos. Unas veces lo conseguimos y otras no; pero que no lo descubramos no significa que no exista.


Tampoco creo en el castigo negativo sino en el premio positivo. Dios no nos manda enfermedades y sufrimientos para castigarnos. La vida es una escuela y a veces no es grato aprender. No valoramos las advertencias, los consejos y nos arriesgamos a recibir, en su lugar, castigos cada vez más duros.


El joven hace oidos sordos cuando la madre insiste "no bebas mucho alcohol" antes de salir el sabado por la noche; seria justo acusar a la madre de haberle castigado si después de des-oir sus consejos se encuentra de cara a la taza de wather vomitando. O si al día siguiente tiene resaca. O mucho peor si tiene un accidente de trafico y se mata, o mata a los demás, o queda paralitico. Pero seguro que jamás olvida la lección así aprendida. Triste, pero real. Aunque parece algo macabro, solo aceptable si comparas este mundo con algo pasajero.


La vida es un juego, no hay castigo. ¿Que madre desea hacer sufrir a su hijo? ¿Que madre desea hacer daño a su hijo? El cartel dice claramente "te despistaste y te has dado bruces en el suelo" "levanta y aprende a estar más atento la proxima vez". Y ya está, puedes seguir jugando. Una tirita, o a lo sumo, una escayola que te dejara sentado unos dias sin jugar. El problema somos nosotros, que olvidamos que somos niños, y que la vida es solo un juego; y nos la hemos tomado demasiado en serio.


Que cúmulo de circunstancias desencadenaron ese casi trágico desenlace, no son lo más importante, ya que no se pueden evitar porque ya ocurrieron. Pero aprender la lección que este trance nos haya podido enseñar si es importante. La causa serian todas esas circunstancias, a las que no estuve lo suficientemente atenta, o que yo misma cree involuntariamente, o que debian acumularse para que este hecho sucediera. Eso ya paso -supongo que mi mente no lo dejara en paz mucho tiempo- pero si uno no es capaz de captar la enseñanza que llevaba envuelta, el suceso este volvera a repetirse -en distintas circunstancias- una y otra vez hasta que esta sea aprendida.


Del parque se llevo mi hija las perras a casa, y no volvieron a verme hasta diez días después. Cuando me volvieron a ver, sobre todo la Lluna que ha estado conmigo en casa desde que era un cachorrito de mes y medio y que esta enmadra, casi se vuelven locas de los saltos que pegaban y de los lametones que me daban. La Lluna está conmigo en casa de mi hija y la Duna en un principio se iba a subir al chalet del monte, pero como empezó a hacer tanto frío, la tiene mi hijo en su casa. Ahora cuando yo vuelva a mi casa ellas volverán conmigo.
Pero ¿que hubiera sucedido con mis niñas si yo no hubiese vuelto a casa del hospital?