domingo, 14 de marzo de 2010

las fallas de Valencia


Ya se vive el ambiente de fiesta,
los cohetes, en las calles, no paran de tronar.
Los "ninots" de las fallas comienzan a plantar.
Mañana comienza la salida oficial.

Blusones y pañuelos lucen en la despertá,
mientras las falleras se hacen pelos
en las peluquerías desde la madrugá,
resuenan los petardos que tiran los falleros,
y las bandas de música acompañan.
¡Resuenan pasodobles festeros!

Después todos juntos, a almorzar al casal,
y corriendo a casa a ponernos los trajes,
que a las otras fallas tenemos que visitar
para verles el monumento fallero,
y ellas aun tiempo nos han de invitar,
a tomar un piscolabis
y algo de beber para refrescar.
Y por la tarde visitaremos
las fallas que nos hallan podido quedar.

Por la noche cenar y bailar,
hasta altas horas de la madrugada,
no importa si son niños o gente desmamada,
o si al día siguiente hay que madrugar.
Si es preciso de ahí a la despertá,
o si eres señora a la peluquería,
porque fallas solo son cuatro días,
y luego ya habrá tiempo para descansar.

Y el 18 llega la ofrenda a nuestra Madre, día emotivo y esperado
engalanadas con nuestros trajes y mantillas
ofrendamos nuestro ramo, a nuestra Virgen de los Desamparados.
Y con ello pedimos sus bendiciones y su protección.

El 19 por la mañana, misa a San José,
que alguno se le va en alguna cabezadita,
pero el santo es bueno y lo disculpa con una risita,
que el desde el cielo todo lo entiende y lo ve.

Ese día todo es nebuloso,
el cansancio y el poco reposo,
los desmadres de la noche anterior,
que por ser la última siempre es la peor,
la tristeza de que todo se acaba,
la paella, que no sabe a nada,
la familia que viene invitada ese día,
el pasacalle loco, que acabas rendida,
y cuando crees que no puedes más,
empieza el castillo de fuegos artificiales
y anuncian que comienza la "cremà".

viernes, 12 de marzo de 2010

Reflexionando

Llevo unos días dándole vueltas . . . , aunque no se si lo voy a saber plantear.

Desde hace algún tiempo mi vida lleva sumida en un caos en el que la constante es la angustia, el malestar , la incertidumbre, el desasosiego, he perdido el rumbo. Más o menos por explicarlo de una forma rápida y concisa.

Leyendo el blog de varias amigas, veo que también se encuentran en situaciones similares, por motivos distintos quizá, pero con síntomas y manifestaciones parecidas.

Hoy quedo de café con una compañera y gran amiga, a la que por motivos laborales no veía desde algunas semanas, y la encuentro hecha un higo. Ella, una persona súper centrada, más que coherente, a la que admiro completamente y la veo descolocada total. Sale a la conversación comentar sobre otras amigas y se encuentran por el estilo.

Y llego a la conclusión y me pregunto:

Será que es un "virus" que se pega de unos a otros y que la mayoría padecemos, pero que lo desconocemos por falta de comunicación. O será algo típico de la gente de nuestra edad y que nos a pillado de sorpresa.

A mi que me lo digan . . .
. . . porque si es así . . .
. . . yo me bajo!

Que tengo 49 años !
y si tengo que durar así hasta los 80 + ó -
i una mierda ! ! !

Que pasa? De verdad están las cosas así o son percepciones mías?

Si es lo segundo dadme algún consejo o recomendadme algún libro y os lo agradeceré de todo corazón.

Lo siento si hoy, os resulto un poco pesada.

miércoles, 10 de marzo de 2010

entre los 15 y los 18

Caminaban despacio y de vez en cuando miraban de reojo por si el perro del vecino todavía les seguía. Eran las 8 y 15 y todavía faltaban 45 minutos para que comenzasen las clases. No tenían prisa por llegar al colegio, que estaba apenas a dos manzanas, y tampoco tenían nada que hacer.

En la casa de su amigo Carlos, su madre le gritaba que se levantase y desayunase que llegaría tarde a la escuela y la vecina de enfrente discutía con su marido si seria buena idea pasar el fin de semana en el campo o en la playa.
María llevaba la falda nueva que le había comprado su madre en el centro comercial, aprovechando las rebajas de enero, y se había puesto las botas que le regaló su abuela para reyes. Carla, que era más pequeña, no la habían dejado estrenar y salió refunfuñando de casa. Pero en cuanto vio a sus amigas Desi, Carmen y Rosa se le paso el enfado y se puso a jugar con ellas todo el camino como si nada. Esther llevaba su pantalón de pitillo y un jersey de cuello vuelto y estrenaba zapatillas.
Las dos estaban hablando de las vacaciones navideñas y de como las habían pasado con sus respectivas familias. Sus hermanas iban delante saltando y brincando y de vez en cuando paraban para preguntarles algo.

De pronto oyeron un fuerte frenazo calle abajo y se volvieron todas de golpe asustadas. De repente las más pequeñas empezaron a reír,
- María es tu novio -dijo su hermana con retintín-
- María tiene novio -repitieron las otras a coro-
María, roja como un tomate, seguía caminando por la acera ahora más deprisa. Su amiga la seguía acelerando el paso. Y el coche que había dado el frenazo, de un volantazo había cambiado la dirección y se dirigía hacia donde ellas se encontraban por su espalda.

- Hola guapas! queréis que os lleve? -dijo una voz de muchacho, cuando estuvo a su altura-

- Porque no llevas a tu madre -le soltó María como toda respuesta-

- Parece que la tienes enfadada -chilló Carla sin que nadie le preguntara-
- Quieres callarte niñata -escupió María a su hermana-

- Vamos Carla, subiros al coche que os llevo -dijo él- y no hagas cabrear más a tu hermana.

Monto a las cuatro crías, que se subieron encantadas y salió chillando ruedas.
-Has visto el muy cerdo, y encima se lleva a mi hermana para cabrearme más L O M A T O -dijo María-

- Pasa de él -contesto Esther-

Cuando llegaron a las puertas del colegio el coche estaba aparcado allí. Las niñas ya habían bajado y estaban entrando por la puerta. Pero un grupo de "mosconas" se agolpaban alrededor del vehículo y del dueño importunándolo con preguntas y sonrisas coquetas. María paso por delante haciendo ver que no le importaba lo que estaba ocurriendo y Esther le echo una mirada de soslayo como haciéndose la ofendida. El joven reía a carcajadas en medio de toda aquella demostración de halagos, dando a entender que para el solo eran niñas pequeñas a las que no daba mayor importancia.

A la salida de clase seguía a la puerta esperando. Cuando salió María se le acerco y le susurró unas palabras al oído. Esta dio un respingón con desdén y se apartó, pero él volvió a acercarse y volvió a susurrarle de nuevo algo al oído. Esta vez ella solo hizo mención de alejarse, pero se quedo a su lado aunque con el ceño fruncido, y le dijo que estaba muy ofendida por lo mal que se había portado. El volvió a susurrarle de nuevo algo al oído , pero esta vez lo acompaño además de un suave beso. Poco a poco ella dibujo una leve sonrisa en sus labios, subieron al coche y se alejaron calle abajo.

lunes, 8 de marzo de 2010

a mi madre Divina

Me siento a pensar . . . . . .
escucho una voz hablarme desde el fondo de mi ser,
esa voz a la que hace tiempo tengo en un rincón olvidada.

De nuevo mi cabeza me molesta demasiado, la tengo siempre dolorida,
últimamente no me permite razonar, parece que fuera de algodón,
me molestan los tumultos, el ruido, incluso rehuyo de la gente querida,
busco la soledad, la paz, el silencio, el estar tranquila.
Pero no la clase de tranquilidad que debiera,
la del estudio profundo, la de la meditación,
la de la contemplación de la belleza;
sino por el contrario una clase de tranquilidad dañina
que me merma día a día las fuerzas y el espíritu,
que me deja sin energía y sin ganas de vivir.
Oh Madre! ayudame a superar esta prueba,
a salir victoriosa de esta batalla,
pon a mi alcance las armas necesarias
para que pueda luchar con mi enemiga la desidia,
para volver a sentir las ganas de vivir,
de disfrutar de lo mucho y maravilloso que poseo,
en lugar de vivir en esta constante angustia e incertidumbre.

Mi vida se ha convertido en un caos del que no se como salir,
se han apagado todas las luces y ando en la oscuridad,
no veo, no escucho, no pienso, no existo, no creo, noooooooooooooooooo
no se lo que soy, o no encuentro lo que soy, o no veo lo que soy,
ando perdida cual niña desesperada,
llamándote, gimiéndote, rogándote,
Madre, ven a rescatarme de estas tinieblas en las que me he extraviado
y encamíname de nuevo al sendero que conduce,
hacia la meta de la libertad del alma.

viernes, 5 de marzo de 2010

Noah en el reino de "fantasía" (desenlace final)

Partieron hacía la comunidad de los duendes y las hadas.
Estos habitaban un pequeño valle serpenteado de riachuelos que recogían el agua de las montañas e iban a desembocar al Lago Azahara que se encontraba en el Gran Valle.
Aquí los árboles eran mucho más altos (sus copas casi se perdían de vista), más frondosos y la vegetación y las flores mucho más abundantes. Se oían sonidos musicales por todos los rincones y se respiraba un ambiente simpático e infantil. Por todos lados se veían revoloteando haditas y duendecillos, que se acercaban a saludarlos en cuanto los veían acercarse.

Vivían en dos comunidades separadas, pero cercanas la una de la otra.



Los duendes vivían cerca del gran árbol donde el señor búho tenía su nido, ya que de vez en cuando les gustaba sentarse con él alrededor de la hoguera y que les contara historias de cuando en el reino solo vivían los elfos, las hadas, los duendes y los búhos.
Burubú, que así se llamaba el señor búho, era el más viejo del lugar, y por eso se conocía todas las historias desde que el reino era reino. Unas porque las había vivido y otras porque se las había contado su abuelo.
Además, como tenía alas y podía volar, se pasaba largas temporadas recorriendo otras comarcas y sabía todo lo que acontecía en el reino entero.
El acompañaba siempre al representante de los duendes cuando iba al castillo y era su consejero y los príncipes le apreciaban mucho y le tenían en mucha consideración.

Cuando llegaron al poblado los duendecillos los estaban esperando y les propusieron ir todos juntos a la comunidad de las hadas y celebrar allí todos juntos la reunión, ya que se encontraban tremendamente cerca.
Toda la comitiva se dirigió por el sendero en dirección hacía el río, que era donde se encontraba el poblado de las hadas.
Iban saltando, bailando, riendo y reboloteando; tocando la flauta y el clarinete, las castañuelas y el tamborete. Algunas hadas los acompañaban, los pajarillos trinando contentos y los árboles a su paso dejaban caer una lluvia de florecillas de colores que lo inundaban todo de alegría.



Llegaron donde el río, al dar la vuelta en un recodo, se hacía más ancho. Allí se había formado una especie de laguna, en cuya orilla habitaban las hadas.
Los más jóvenes se dispusieron a jugar y a chapotear en el río, mientras los demás se reunían para hablar cosas más serias.

Comenzaron hablando los representantes de los duendes y las hadas.
- Hace días que esperábamos impacientes vuestra llegada -dijo Isis-
- Queríamos comentaros que llevamos observando ciertos cambios un tanto extraños en algunas plantas y algunas flores, y no nos explicamos a que puede ser debido -reflexionó Odox-
- Están tristes y se niegan a comunicarse con nosotros, es necesario que averigües que les causa ese pesar porque no sabemos si es culpa nuestra. -afirmo Isis- Nunca nos habíamos sentido tan impotentes porque siempre nos habíamos entendido con todos.

- No os preocupeis, todo está a punto de arreglarse. Dentro de poco el reino volverá a vibrar en armonía -dijo Ha-mah-
- Mañana partiremos hacía la comunidad de los elfos, donde terminará nuestro viaje, y espero que allí consigamos resolver el rompecabezas con las piezas que hemos ido recogiendo por el camino y la ayuda de la sabiduría de los elfos -dijo Ad-har-

Entonces Burubú les pidió permiso para acompañarles a visitar a los elfos. Hacía mucho tiempo que no veía a su amigo Irbin y a su amiga Arbin, padres de Ad-har, y sentía muchas ganas de verles. Los cuatro le dieron permiso para que les acompañara y el señor búho partió hacia su árbol para hacer los preparativos y partir al día siguiente.

Quien tampoco paso la noche con ellos fue Ha-mah. Como habréis podido imaginar, aunque era un hada, no pertenecía a la comunidad en la que se encontraban. Por eso su tamaño era mucho mayor. Ella era un hada de sangre real, solo nacía una cada muchos años, y venía al reino con el único propósito de ser la esposa del príncipe de los elfos y ser princesa de las hadas. Su madre ya lo fue antes que ella y algún día, lo sería su hija. Ahora su madre vivía retirada cerca de la comunidad de las hadas, y allí fue ella a visitarla y a pasar la noche en su compañía.


A la mañana siguiente, después de que llegaran Ha-mah y el búho, partieron hacia la comunidad de los elfos.
Pronto acabaría su viaje y Noah empezaba a sentir cierta tristeza al pensar que luego debería regresar a su casa.
¡Su casa!
¡Dios mio!
No había vuelto a acordarse de ella desde que partiera hacía . . .
¿cuantos días?
¿que estarían pensando su tío y todos los demás?
¿habrían llamado a la policía creyendo que le había sucedido algo?
En menudo lió se acababa de dar cuenta que andaba metida.
Sería mejor que fuese pensando en volver a casa antes que el revuelo llegase hasta el reino y más allá.
Ahora, se lo comunicaría a Ad-har y Ha-mah, aunque no sabía como se lo tomarían después de haber depositado en ella todas sus esperanzas. Pero no podía ignorar los hechos, llevaba varios días fuera de su casa y tendría a todos preocupados y echándola en falta.
Aunque . . .
. . . pensándolo bien, si esperaba un día más a lo mejor tampoco era para tanto. Decidido, esperaría hasta mañana y si las cosas no se resolvían volvería a su casa.

Los elfos vivían en el Gran Valle. Aprovechando las copas de los árboles, habían construido una bonita ciudad cerca del lago. Todo en ellos era refinado y distinguido, sus modales, su porte, su recibimiento.
Su belleza era dulce y de lineas perfectas, sus ojos rasgados y de un azul infinito miraban acariciándote y meciendote y su largo y sedoso cabello ondeaba al viento cual olas de mar.
Cuando hablaban su voz sonaba con una tonalidad musical tan grata al oído que imaginaba que aquello debía ser semejante al canto de sirenas que alguna vez había oído comentar en alguna fábula sobre la mitología griega.

Nada más llegar, les acomodaron en una sala con luz tenue y música suave, les pidieron que se relajaran y les sirvieron unos deliciosos néctares de frutas de sabores variados. Al principio la charla fue más bien distendida, como iban las cosas por el castillo, que tal el viaje, como estaba la gente de las comunidades . . .
Poco a poco, el extrés fue abandonandoles, dejando paso a un estado de paz y calma en el que la mente, ya más clara, se veía capacitada para abordar el tema tan importante que debían de tratar en la reunión.

El primero en sacar el tema que les inquietaba fue Burubú.
- Anoche, mientras estaba en mi nido, recordé que el abuelo contaba que una vez, cuando el era niño, hubo un desastre en el reino. El apenas lo recordaba, pero explicaba que tuvieron que intervenir los príncipes y Gaia, la representante de la naturaleza, y que se armo un gran revuelo que mantuvo a todos en vilo durante algún tiempo.
Quizá, y en vistas de lo que comentaron ayer Isis y Odox, deberíamos avisarla esta vez también -acabó diciendo Burubú-

- Ya la hemos avisado y debe estar apunto de llegar, amigo Burubú -respondió Arbin-
- Ella siempre está presente cuando celebramos nuestras reuniones, y más si son de la envergadura de la de hoy -dijo Irbin- aunque no sabíamos nada de todo esto, pensamos que debía estar presente.

Poco después llego Gaia, en sus ojos se leía la preocupación, su rostro dulce no lograba disimular que llevaba días sin descansar y la huella del cansancio se reflejaba en él de forma inequívoca.
Tomo asiento al lado de Arbin e Irbin y al reclinarse cerca de ella, pareció que sus facciones se relajaban y su rostro adquiría una paz infinita. Arbin acariciaba su cabello con su mano, mientras susurraba a su oído palabras de consuelo amigas e Irbin le servía néctar de frutas, que colocaba dulcemente en su mano.
Todos esperaron, pacientemente, a que Gaia se encontrase un poco repuesta para seguir con la charla.

Ahora le tocaba a ella explicar el porque de su estado de preocupación.
- Llevo días escuchando el llanto y los gemidos de alguna de mis niñas. La llamo pero no responde, la busco pero no la encuentro. Está perdida en algún lugar y no sabe regresar -dijo Gaia- Algunas de sus hermanas también la han escuchado, por eso están tristes y no atienden cuando se las habla y Toad el gnomo creo que también la oyó. Tenéis que ayudarme a encontrarla, esta sola y muy asustada y si no la encontramos pronto morirá de miedo y de tristeza.

- Y ¿Donde crees que puede estar? -pregunto Arbin-

- En las grutas que hay más allá del Gran Valle -contesto Gaia- allí es fácil perderse y difícil encontrar a alguien.

- Pues vayamos hasta allí - comento Ha-mah- entre todos seguro que la encontraremos antes.

Ahora fue Noah la que intervino.
- Un momento, se me acaba de ocurrir una idea. Porque no mandamos a Izar a por Lluna, mientras nosotros nos acercamos a las grutas. Ella tiene muy buen olfato y seguro que la encontrará antes que cualquiera de nosotros.

- Creo que no es mala idea -dijo Gaia iluminándosela los ojos-
Cuando llegaron a las grutas, allí estaban LLuna e Izar esperándolos.
Noah se fue corriendo a saludar a su perrita, que la recibió saltando, brincando y lamiéndole las piernas.
- Ven chiquitina, tienes que ayudarnos a encontrar a alguien que se a perdido por aquí dentro. Entra a buscar y cuando lo encuentres, sales a llamarme y nos llevas junto a ella -le dijo al animalito su dueña-
La perrita, obediente, se metió en la gruta y desapareció por los angostos pasillos hacia su interior.
Al cabo de un buen rato reapareció dando signos de alegría y llamando.
- Venid ! ! ! !, Venid ! ! ! !
Seguidme todos ! ! ! !
Creo que la he encontrado !
Estaba en un rincón, en una oscura gruta, que se adentraba uniéndose en la tierra !
Todos la siguieron felices y contentos.
Quién más corría era Gaia. La alegría de saber que había encontrado a su niña, parecían haberle puesto alas a sus pies. En un santiamén estaban en aquel rincón abandonado y oscuro de la gruta y habían encendido sus linternas para que les alumbraran. Allí, bajo aquella tenue luz, estaba la rosa azul más bonita que jamás habían contemplado. Sus pétalos estaban un poco caídos por los días de sufrimiento, y emitía leves gemidos de amargura mezclados con su llanto, apenas audibles de tan gastados como estaban. Sus ojos, acostumbrados a la oscuridad de tantos días, miraban extrañados sin saber si era cierto lo que veían o solo producto de sus alucinaciones. Lluna, tan contenta como estaba de a ver sido su rescatadora, se acerco corriendo y lamiéndola en un torbellino de alegría. Noah, quiso detenerla por si la asustaba, pero viendo que la rosa reía contenta y la abrazaba feliz, se mantuvo al margen.
Una vez hubo saludado a todos y explicado como se perdió fueron regresando cada uno a su comunidad.
A Noa y a Lluna las acompañaron hasta donde estaba la puerta que unía el reino con su mundo. Pero antes tenían que agradecerles que se hubieran prestado a ayudarles, así que les explicaron el modo de cruzar la puerta siempre que quisieran volver a visitarles.
A Noah le regalaron una cajita llena de polvo de hada para que la utilizara haciendo que los sueños de sus amigos se hicieran realidad.
Y a Lluna le permitieron que siguiera siendo una perrita de verdad y que pudiera seguir comunicandose con Noah mediante la telepatía.
Por fin se despidieron de Izar y de los príncipes y cruzaron la puerta, pero nada más llegar a su bosque Noah recordó el lío en el que andaba metida.
Ahora tocaba ver como explicaba donde había estado todos esos días y más vale que fuera una explicación convincente si quería evitar una buena regañina.
Salió corriendo hacia el castillo y se dirigió a la puerta de servicio por la que entraba y salía con total impunidad.
Ya casi llegando se tropezo con el fiel criado, he intento poner cara de circunstancias, aunque él aparentaba estar muy normal.
- Vamos mi niña la comida esta casi lista, ve aseandote para ir al comedor, que hoy tu tio va a bajar también.
Lo único que añadió antes de perderse en sus trabajos fué.
- ¿De donde has sacado ese chucho? me parece que a tu tio no le va a gustar mucho verlo por aquí, pero bueno habra que encontrar una forma de convencerle para que se quede . . . . . .
Y colorín colorado . . .
. . . este cuento se a acabado.
Menos mal buffff ! ! ! . . .
. . . Como te has enrolladooooooooo !

miércoles, 3 de marzo de 2010

Noah en el reino de la fantasía (4ª parte)


Mientras esperaban a que Izar el fauno se uniera a la comitiva, estuvieron dando una vuelta por los jardines. Noah no salía de su asombro, aunque la mayoría de plantas y flores eran como las que conocía, sus colores eras mucho más vivos y alegres, tenían un tamaño mayor y sus fragancias eran mucho más intensas. Al pasar por su lado, parecían emanar su perfume con mayor intensidad y vibrar con mayor frescura solo para ella. Era como si notaran su presencia y la saludaran a su paso, felices de que estuviera allí.

Los príncipes se miraron y sonrieron.
- Ellas también te dan la bienvenida -dijo Ha-mah-
- En nuestro reino, la naturaleza forma parte de sus criaturas y ellas también tienen su representante a la hora de tomar decisiones -le comento Ad-har-

De pronto se oyeron unos ladridos y llego Lluna como un torbellino dando saltos y lametones. Noah la cogió en brazos y la llenó de besos y caricias.
- ¿Como estas chiquitina?, se me olvida que aquí no eres de peluche.
-Bien -respondió Lluna que podía hacerse entender por telepatía- tu sigue a lo tuyo que yo me divierto por aquí jugando por los pasillos con las haditas y duendecillos.
Izar acababa de llegar, con lo que, los cuatro, se pusieron en marcha.


En primer lugar se dirigieron a la comunidad de los faunos. Allí el padre de Izar era uno de sus representantes, así que lo primero que hicieron fue ir a saludarle. Habitaban un bosque con árboles no demasiado altos y sus casas estaban construidas en las copas de dichos árboles. En mitad del bosque, había un claro que utilizaban para reunirse, montar fiestas y otros menesteres. Muy pronto toda la comunidad estaba congregada en el claro del bosque al conocer la noticia de la llegada de tan distinguidos visitantes. Ataviados con sus mejores galas, habían ido trayendo cada uno los ricos manjares que había podido preparar y se disponían a montar una fiesta en honor de su invitada humana. Los más pequeños, habían puesto manteles sobre las enormes setas, los más altos habían colgado gallardetes y los que tenían algún instrumento en su casa, lo habían traído para amenizar la fiesta.

En un santiamén, Noa estaba en mitad del jolgorio más rápido y más variopinto que hubiera podido imaginar. La gente bailaba y reía feliz y todos disfrutaban de la comida, que estaba deliciosa. Tartas de arándanos, de manzanas, de moras y de grosellas; empanadas de quesos y de verduras; zumos de mil maneras y sabores. Y lo más importante, la armonía y la paz que se respiraba entre aquella gente.
Cuando acabo el día, a Noah le parecía que no habían pasado ni cinco minutos. Le dolió despedirse de toda aquella gente tan maravillosa y con la que se quedaría a vivir tooooda la viiiida.
Se retiraron a descansar a casa del padre de Izar, para partir de allí a la mañana siguiente hacía otra comunidad.



La siguiente visita fue para los gnomos, que vivían colina abajo. Donde terminaba el bosque y los árboles eran más escasos, allí las setas eran todavía de mayor tamaño, y ellos las habían utilizado para construir sus casas. En cuanto les vieron llegar, salió a recibirles el representante de la comunidad, y poco a poco , fueron acudiendo los demás habitantes a saludarles.
Estos eran más serios y más concienzudos que los habitantes de la anterior comunidad, incluso los niños eran más tranquilos y armaban menos ruido, pero se les notaba igual de cariñosos y acogedores.

Después de enseñarles todo y agasajarles lo mejor que pudieron, se dispusieron a prepararles el sitio para pasar la noche en la cima de un árbol, ya que no cabían dentro de sus casas de seta. Allí tenían preparada una casa como la de los faunos, para cuando venían los príncipes, o cualquier invitado de tamaño mayor que ellos, a pasar la noche.


Después estuvieron hablando de los problemas que afectaban al reino y Toad el gnomo comento . . .
- Sabéis que soy muy observador y que me gusta mucho salir por días enteros en soledad a deambular, disfrutar la naturaleza, mirar, escuchar. El otro día, en uno de esos paseos, me pareció escuchar un llanto.
Se oía de muy lejos y sonaba muy triste.
Intente averiguar quien era . . .
. . .pero no lo pude encontrar.
Llamé . . .
. . . pero nadie me respondió.
Tal vez no tenga nada que ver, pero me dejo muy preocupado. Sonaba tan triste su lamento! Parecía un aullido de dolor!
Ya que vais a recorrer todo el reino, tenerlo en cuenta por si lo escucháis poder ayudarle.

- No te preocupes estaremos atentos y no permitiremos que ningún habitante del reino sufra, si necesita ayuda se la ofreceremos -dijo Ha-mah-


Al día siguiente partieron hacia la comunidad de los enanos. Estos vivían en las cuevas de las altas montañas, así que ahora, hacia ellas encaminaron sus pasos.

Los enanos eran más rudos, gente menos comunicativa y de menos palabra y signos expresivos. Apenas dieron muestras afectivas cuando les vieron llegar, pero sus rostros uraños y sus movimientos torpes, denotaban la alegría interna que sentían ante el privilegio de verse visitados por sus príncipes y por una humana.

Dejaron los trabajos que estaban realizando y corrieron a sentarse alrededor de los recién llegados. Esa era su humilde ofrenda de bienvenida dentro de su rudeza y su menor sociabilidad. Los niños miraban a los recién llegados con ojos tremendamente curiosos, tan poco acostumbrados como estaban a que las madres les permitieran salir de sus cuevas, y los adultos apenas se atrevían a mantener la mirada fija, si se cruzaba con la de alguna de la de los cuatro visitantes, desviándola inmediatamente hacia el suelo.

Informaron a los representantes de la comunidad de lo que les había hecho saber Toad, por si habían escuchado algo similar. Pero la parte con la que contribuían los enanos en su labor para con el reino, era más bien aportando su trabajo físico y rara vez abandonaban las cuevas donde trabajaban y vivían.
De todos modos aseguraron que si se enteraban de cualquier cosa, les avisarían.

continuara . . .

lunes, 1 de marzo de 2010

Noah en el reino de "fantasía" (3ª parte)



Noah se volvió hacia el fauno, que durante todo el camino había permanecido a su lado, y le preguntó:

- ¿Son estos los habitantes de tu reino? ¿Son ellos los que te mandaron buscarme? ¿Que hacen aquí todos reunidos? ¿Porque hay personajes tan distintos? ¿. . .


- De nuevo estas preguntando demasiado. Si quieres conocer las respuestas, tendrás que dar unos cuantos pasos hasta donde están todos ellos y hacérselas tu misma.


- Pero . . . están todos muy concentrados en la reunión. No creo que se den cuenta de que nos acercamos.


De repente se oyó una voz un poco más alta y más clara que las demás.

- Izar, te estábamos esperando -todos los presentes se callaron-
El hada que había hablado estaba sentada sobre las raíces de un gran árbol y reclinada en su tronco. Ahora que se daba cuenta, parecía que todos los demás tenían fijada su atención en ella. Tendría más o menos su tamaño, por lo que era bastante mayor que los otros.

Lluna tomó la delantera y en un santiamén estaba al lado del hada lamiéndola y haciéndole carantoñas como si de una conocida se tratara. Noah, un poco molesta porque le hubiera tomado tanta confianza, la llamaba para que volviera a su lado mientras se acercaba con Izar al lugar en el que se encontraba el hada.


- Bienvenida jovencita, siento haber tenido que traerte hasta aquí de esta forma tan brusca y tan precipitada. Te ruego que te sientes y escuches lo que tengo que decirte.


Noah la obedeció y tomó asiento en el peñasco más próximo que había y se dispuso a escuchar atentamente lo que tuviera que decirle.


- Yo soy princesa de las hadas y gobierno este reino junto a mi prometido príncipe de los elfos. Los dos nos encargamos de que no se rompa el equilibrio en nuestro reino y de que todas las criaturas que habitan en él vivan en paz y armonía. Como habrás podido comprobar, aquí todos tenemos los mismos derechos, todos cuidamos de todos, nos preocupamos del bienestar común y los problemas los solucionamos mediante reuniones en las que participan representantes de todas las comunidades. Esta, más que una reunión formal, es un comité de bienvenida en el que estábamos esperando tu llegada para informarte de porqué te habíamos hecho venir.


En el reino últimamente están sucediendo cosas que afectan al mantenimiento de su equilibrio y tanto mi prometido como yo, empezamos a preocuparnos seriamente.
Creemos que para solucionar el problema, necesitamos la ayuda de un humano, pero tiene que ser alguien especial.
El otro día nos oyó hablarlo la pequeña Elm y me dijo que una tarde fueron a jugar al bosque de los humanos ella y algunas haditas más, como es tan traviesa se subió a una rama muy alta y se cayó. Sus hermanas al verla en el suelo sin moverse ya venían a buscar ayuda porque la creyeron muerta, pero entonces apareció una muchacha y al encontrarsela sin vida la tomó en sus manos y derramo sobre ella unas lágrimas de compasión y el contacto con las lágrimas la devolvió a la vida.
Aquello debía significar . . . que esa muchacha era especial ! ! !
Y así fue como decidimos que tu debías ser la que nos ayudaras a solucionar nuestro problema.
Pero para poder comunicarnos contigo y explicarte lo que necesitabamos de ti , debíamos traerte hasta nuestro reino que es donde nos puedes entender. Por eso te hemos traído hasta aquí sin pedirte permiso.
Y ahora que está todo explicado, eres tu quien debe decidir si deseas quedarte y ayudarnos, o prefieres regresar a tu casa y dejarnos que nos las apañemos solos.


Todos los ojos de los allí presentes se volvieron hacía Noah esperando su respuesta.


- Bueno -dijo ella- me quedo, ¡por supuestiiiisimo!


- ¡ ¡ ¡ BIIIEEEN ! ! ! -irrumpieron todos a la vez-


- Vale -dijo el hada- pues entonces vayamos al castillo, antes de que se haga de noche, y continuemos allí la reunión.




A la mañana siguiente, en los jardines del castillo, Noah volvió a encontrarse a Elm que corrió (o más bien revoloteó) a darle un beso en la mejilla y a esparcir sobre su cabeza su habitual polvo de estrellas. Esta vez sí pudo entenderla, y estuvieron charlando y riendo, mientras una descansaba sobre el mullido césped y la otra revoloteaba de flor en flor y de rama en rama.


- ¿No puedes parar un minuto quieta? -le dijo Noah entre risas en un momento determinado-


- ¿Quieta? ¡Por Dios! es que no puedo parar ¡Exploto! -respondió Elm casi seria-


Luego bajaron al jardín la princesa y su prometido. Sus rostros bellísimos eran tan dulces y sus miradas transparentes parecían asomarte a la ventana del infinito donde estrellas, lunas y planetas navegavan en el cielo azul de su iris. Un resplandor especial, como un halo, les envolvía y parecía dejar una estela por donde pasaban. Al acercarse, Noah sintió como un agradable cosquilleo le recorría el cuerpo y una sensación de bienestar y gozo se despertaba en ella.


-Bienvenida seas a nuestra humilde morada. Soy Ad-har príncipe de los elfos, a mi prometida Ha-mah princesa de las hadas ya la conoces. Te estamos muy agradecidos por haber aceptado quedarte para ayudarnos en nuestra misión de salvar nuestro reino del peligro que le acecha. No estamos demasiado seguros de en que consiste, y en parte por eso te necesitamos. Los humanos sois más suspicaces a la hora de sopesar las cosas, nosotros somos demasiado confiados y a veces se nos escapan determinados detalles malintencionados.
Y está claro que lo que está produciendo este riesgo de desequilibrio, se debe a algunos actos malintencionados, aunque no nos guste aceptarlo.
Lo primero que haremos será visitar las distintas comunidades de nuestro reino, para que vayas conociendo a todos sus habitantes y te vayas familiarizando con ellos, y al mismo tiempo tengas la oportunidad de formarte una idea de qué o quienes pueden ser la causa del cambió que se está produciendo.


continuara . . .