sábado, 27 de febrero de 2010

Noah en el reino de "fantasía" (2ª parte)


Noah cerro fuertemente los ojos y apretó a Lluna contra su pecho, mientras giraba y giraba, engullida por el anillo de aquel enorme torbellino.

De repente se quedó suspendida en el aire, y cayó pesadamente al suelo. La altura apenas si alcanzaría a la de las rocas de las que ella solía saltar en el acantilado, por lo que no se hizo apenas dañó en la caída, sólo unos rasguños en las rodillas y en las manos y un pequeño enganchón en el vestido.
Una de sus manos había quedado aprisionada bajo su cuerpo y junto con ella su perrita de peluche, a la que seguía agarrando con todas sus fuerzas. Entonces, pareció notar que algo se movía debajo de ella y se incorporó un tanto asustada.
¡ ¡ ¡Su peluche estaba moviendo las orejas! ! !
¡ ¡ ¡Y el rabito! ! !
Poco a poco la perrita iba tomando vida, ante los atónitos ojos de Noah!
En un santiamén la tenia lamiéndole la cara, las rodillas, las manos, . . . ¡era todo tan extraño!

Cuando consiguió tranquilizar a Lluna reparó en el paisaje que la rodeaba.
Estaba en un bosque, pero no se parecía para nada al bosque en el que ella vivía.
Ni a ningún otro bosque que ella conociera.
¡Era el bosque más maravilloso que hubiera visto jamás en su vida!
¿Que hubiera visto en su vida . . . . . .?
¡ ¡ ¡Y que hubiera podido imaginar jamás tampoco! ! !
¡Tenia árboles! y ¡flores!
Pero los árboles y las flores no eran como los que ella conocía. Su color era mucho más vistoso, alegre y llamativo. Su perfume más intenso, su textura aterciopelada y parecían balancearse al son de una canción murmurada por el viento. Los pajarillos trinaban y gorgojeaban melodías extrañas, jamas escuchadas por ella hasta entonces. Y el cielo tenía una tonalidad y un brillo como cuando acaba de llover y sale el arco iris.
Entonces Lluna empezó a gruñir y ladrar y salio corriendo en dirección a unos matorrales, que había a unos pocos metros de distancia. Noah la siguió con cautela y poco antes de llegar vio salir al fauno que se había encontrado un rato antes. Esta vez no parecía temerle a la niña e iba directo a su encuentro, fue ella la que dio unos pasos atrás algo asustada.
- Tranquila, no pienso hacerte ningún daño -le dijo clara y comprensiblemente-
- ¿Quién eres y qué quieres? -le preguntó Noah-
- Soy Izar el fauno. Y me han mandado a tu reino con la misión de traerte hasta el nuestro.
- Oh! hablas mi idioma! ! ! -dijo Noah extrañada-
- No estoy hablando ningún idioma -le respondió el fauno- nos estamos comunicando por telepatía, que es la forma de hablar de este reino. Tu hablas con tu mente y yo hablo con la mía, en lugar de enviar sonidos enviamos ondas y en las ondas mandamos imágenes y no necesitamos idiomas para entendernos.
- Pero . . . si yo no se leer la mente -dijo Noah-
- Eso es algo innato de todos los seres que habitan este reino, y mientras tú te encuentres en él, poseerás dicha facultad. Al igual que tu peluche a adquirido vida, y también podrá comunicarse mientras permanezca aquí.
- ¡Que bien! pero . . . ¿para qué te han mandado traerme aquí? y ¿quienes han sido? y ¿con qué intención? y ¿porqué no me preguntaron primero si yo estaba conforme? y ¿. . .
- Espera, espera, ¿no te parece que preguntas demasiado sin esperar a conocer las respuestas? Debes aprender a ser paciente y a tranquilizarte. Veamos, sígueme -le dijo el fauno echando a andar-
- Y ahora ¿a donde vamos? -le pregunto, mientras llamaba a Lluna para que los siguiera.

Tomaron una senda que se adentraba en el bosque, donde los árboles se volvían más juntos y las plantas y flores eran más abundantes. Estuvieron un buen rato caminando, hasta que Noah ya no sentía la planta de los pies de tanto andar; y sus piernas, cara y manos le escocían de tanto rozar con las ramas de los árboles y la vegetación.

De repente, tras darle la vuelta a unos matorrales, se abrió ante ellos una pequeña esplanada, en la que sólo habían, hierba, flores, pequeños peñascos diseminados aquí y allá y alguna raiz que sobresalía de los árboles más próximos. También había algunas setas, pero su tamaño era bastante más grande que las que ella conocía, éstas tenian el sombrerillo del tamaño de una calabaza.

Pero lo que dejo a Noah totalmente atónita fue, todos los seres que allí estaban reunidos. Sentados en las piedras o sobre las raíces que sobresalían del suelo; revoloteando en el aire, recostados sobre una seta, apoyados en el tronco de un árbol, arrodillados en el suelo, o simplemente de pie; había toda clase de personajes de lo más extraño que nunca se hubiera podido imaginar.

Continuara . . .

viernes, 26 de febrero de 2010

Noah y el fauno (1ª parte)



Aquella mañana se levantó temprano, fue corriendo a la ventana y se asomó para ver si hacía buen día . . . . . .
Esa madrugada, soñó que era domingo, y que mamá la avisaba para que se vistiera para ir a bañarse al río y a recoger moras silvestres.
- Noah, Noah !! -le pareció oír a su madre que la llamaba con su dulce voz.-
Al levantarse recordó que se encontraba en el castillo de su tío, y que papá y mamá habían muerto.
Se vistió y se estuvo cepillando el pelo frente al espejo hasta que fue la hora del desayuno, cogió su mochila con sus cosas, a su perrita Lluna que estaba sobre la cama y bajó corriendo al comedor a desayunar.
Se tomo su leche con cacao de dos sorbos, se puso un bocadillo con queso y chorizo por si luego tenía hambre, salió mordisqueando unas galletas por la puerta de la servidumbre y se dirigió hacia la senda que se adentraba en el bosque.
Iba contenta y feliz, saltando y canturreando. Lluna saltaba cogida de su mano y, de vez en cuando, salía volando por los aires para volver a aterrizar en sus brazos. De repente, noto un tirón de pelo, y pensó que se habría enganchado con la rama de algún árbol; pero al volver la cabeza, se encontró frente a frente con unos ojos negros que la miraban fijamente.
Noah dio un grito y salió corriendo, mientras el extraño ser pegó un chillido y salió disparado en dirección contraria.
¡ Vaya susto ! ! !
¿ Que podría a ver sido eso ?
Noah no se atrevía a regresar para comprovarlo, pero tampoco se atrevía a irse sin saberlo.
Poco a poco la curiosidad fue venciendo al miedo y se atrevió a acercarse de nuevo al sitio donde había tenido lugar el encuentro.
Mientras, el otro ser por su parte, también había sentido la misma curiosidad y también se había ido acercando.
Del miedo a la incredulidad ! ! !
Era un fauno . . . ? ? ?
Pero esos seres existen . . . ?
Ya no había duda, aquel bosque era especial. El otro día las hadas! y hoy, el fauno !
Se fue acercando poco a poco, para no asustarlo. Él , la miraba extrañado y dispuesto a echar a correr al mínimo indicio de peligro. Al fijarse un poco más, Noah se dio cuenta que se encontraba ante el mismo árbol donde tuvo el encuentro con las hadas y pensó si en aquel punto no habría una puerta de entrada a otro mundo.
El fauno empezó a moverse sigilosamente hacia adelante, moviendo imperceptiblemente sus patas delanteras, mientras miraba fijamente a Noah con sus grandes ojos negros.
Noah estaba cautivada por su mirada, se sentía tan atraída por sus ojos, que apenas podía apartar de ellos su vista. Eran fascinantes, parecían contar mil historias fantásticas y susurrar mil poemas al oído y hablar de paisajes remotos y de princesas y príncipes fabulosos y castillos encantados y . . . . . . antes de que fuera capaz de darse cuenta, noto un enorme tirón de pelos, y se sintió arrastrada hacía el gran árbol. Y se abrió como un enorme agujero en su base y un gran remolino se los tragó a los dos.
. . . continuara.


jueves, 25 de febrero de 2010

todo lo que siempre necesité saber, lo aprendí de mi madre


- Mi madre me enseñó a APRECIAR UN TRABAJO BIEN HECHO
" Si os vais a matar, hacerlo fuera. ¡ Acabo de terminar de limpiar ! "

- Mi madre me enseñó RELIGIÓN
" Reza para que esta mancha salga de la alfombra "

- Mi madre me enseñó RAZONAMIENTO
" Por que yo lo digo, por eso . . . y punto ! ! ! ! "
- Mi madre me enseñó PREVISIÓN
"Asegurate que llevas ropa interior limpia, por si tienes un accidente "

- Mi madre me enseñó IRONIA
" Tú sigue llorando, verás como te doy una razón para que llores de verdad "

- Mi madre me enseñó a ser AHORRATIVO
" Guárdate las lágrimas para cuando yo me muera ! ! ! "

- Mi madre me enseñó OSMOSIS
" Cierra la boca y come ! ! ! ! ! "
- Mi madre me enseñó CONTORSIONISMO
" ¡ Mira la suciedad que tienes en la nuca, vuélvete ! "

- Mi madre me enseñó FUERZA Y VOLUNTAD
" Te vas a quedar sentado hasta que te comas todo "

- Mi madre me enseñó METEOROLOGÍA
" Parece que ha pasado un huracán por tu cuarto "

- Mi madre me enseño VERACIDAD
" ¡ ¡ Te he dicho un millón de veces que no seas exagerado ! ! "

- Mi madre me enseñó MODIFICACIÓN DE PATRONES DEL COMPORTAMIENTO
" Deja de actuar como tu padre ! ! ! ! ! "

- Mi madre me enseñó habilidades como VENTRILOQUIA
" No me rezongues, cállate y contéstame: ¿ porque lo hiciste ? "

- Mi madre me enseñó LENGUAJE ENCRIPTADO
" No me, no me . . . que te, que te . . . "

- Mi madre me enseñó TÉCNICAS DE ODONTOLOGÍA
" Me vuelves a contestar y te estampo los dientes contra la pared ! ! ! "

- Mi madre me enseñó GEOGRAFÍA DE ESPAÑA
" ¡ Como sigáis así os voy a mandar a uno a Cádiz y a otro a La Coruña ! "
- Mi madre me enseñó BIOLOGÍA
" ¡Tienes menos cerebro que un mosquito ! "

- Mi madre me enseñó LÓGICA
" Mamá ¿ que hay de comer ? ¡COMIDA !

- Mi madre me enseñó RECTITUD
" ¡ Te voy a enderezar de un tortazo ! ! ! "

¡ ¡ ¡ GRACIAS MAMA ! ! ! . . . .
LA IMAGEN DE MAMA

A los 4 años: " ¡ Mi mamá puede hacer cualquier cosa! "
A los 8 años: " ¡ Mi mamá sabe mucho ! ¡ Muchísimo ! "
A los 12 años : " Mi mamá realmente no lo sabe todo . . . "
A los 14 años : " Naturalmente, mi madre no tiene ni idea sobre esto "
A los 16 años : " ¿ Mi madre ? ¡ Pero qué sabrá ella ! "
A los 18 años : " ¿ Esa vieja ? ¡ Pero si se crió con los dinosaurios ! "
A los 25 años : " Bueno, puede que mamá sepa algo del tema . . . "
A los 35 años : " Antes de decidir, me gustaría saber la opinión de mamá "
A los 45 años : " Seguro que mi madre me puede orientar "
A los 55 años : " ¿ Qué hubiera hecho mi madre en mi lugar ? "
A los 65 años : " ¡ Ojalá pudiera hablar de esto con mi mamá ! "

sábado, 20 de febrero de 2010

así soy




¡ ¡ ¡ Hola ! ! !



Soy Borja,

tengo 2 años,

y soy un niño simpático,

divertido y juguetón,

lo que más me gusta es,

que me mimen, me abracen,

y ser el centro de atención.



Soy un poquito travieso,

pero tengo muy buen corazón,

por eso no me importa,
cuando algunas veces,

me toca pedir perdón.


No me gusta que me griten,
ni me quiten la razón,

y cuando hay gente delante,

me lo tomo aún peor.


Soy un niño vergonzoso,

a primera impresión,

por eso si no te conozco,

en saludarte,
me hago un poco el remolón.


Me encanta jugar,

igual me da que sea,

un juguete, una bolsa o un collar,

con mi imaginación,
me lo paso fenomenal.


Voy al colegio contento

y con mucha ilusión,
a jugar con mis compañeros,

y porque se que allí está Pepi,

a la que quiero un montón.

jueves, 11 de febrero de 2010

cosas de cada día


Últimamente, desde que estuve enferma, no me apetece salir demasiado. Prefiero quedarme en casa delante del ordenador, o simplemente en el sofá tirada, tapadita con una mantita, bien calentita.

La otra tarde salí para hacer unos recados, y presencié unas escenas que me hicieron reflexionar sobre la soledad y el desamparo que existen en el mundo y me di cuenta de que en realidad lo que más me gusta de estar en casa es lo protegida y segura que te sientes.

Fui a casa de una amiga a llevarle un encargo. Al terminar, me dirigía ya hacia mi casa y pasé por delante de un bar repleto de gente. Hasta la calle llegaban las voces del interior, el olor a comida y tabaco y las risas de la gente alegre y desenfadada que se divertía en el interior. Algunos de ellos, ya en el exterior, daban por concluida la velada y se despedían con la intención de dirigirse ya a sus casas.

En la otra esquina había dos contenedores de basura y un chaval de unos 25 ó 30 años estaba inclinado en su interior, rebuscando y abriendo bolsas. La gente que salía del bar, ni siquiera paraba atención en mirarlo. Seguían a su aire, como si de un perro se tratara el que estaba revolviendo la basura.

Yo, pasaba con el coche y casi no tuve tiempo ni asimilar lo que veía hasta que llegue a casa y me paré a pensar.

Queremos ser solidarios con Haití.

Queremos . . . y una mierda ! ! ! ! !

No hace falta ser héroes, ni médicos sin fronteras, ni . . . porque no le bajamos un bocadillo al muchacho del contenedor?
No nos hace falta irnos tan lejos, lo tenemos cada día frente a nuestras casas, o en nuestra escalera. Ladeamos la vista y hacemos como que no lo vemos. Nos escusamos en que a nosotros tampoco nos sobra y no podemos hacer nada, que llegamos justos a final de mes. Que es problema de los ricos y del gobierno que son los que deberian de dar y repartir mejor.
¿Que pasaría si cuando vemos a alguien revolviendo en un contenedor le bajasemos un bocadillo . . . ?
Hoy tú . . . . . .
. . . mañana yo . . . . . .
. . . y así cada día uno de los que nos los fueramos encontrando . . . . . .
. . . tal vez paliariamos un poco su hambre.

Mi hija me dice que le das un bocadillo a uno y acuden 40. Y que no tienen dinero para el bocadillo pero se lo gastan en alcohol o tabaco . . .

. . . . . . pero esas respuestas no acallan mi conciencia.

lunes, 8 de febrero de 2010

insolita conversación


El mes pasado iba yo de viaje por una carretera y paré en una estación de servicio a echar gasolina . . . . . .



Entonces aproveché para entrar al baño. En el wáter de al lado había otro viajero.



- Que tal, ¿como estas?

No acostumbro a hablar con desconocidos y menos en el baño, pero mi calidad de viajero incógnito me animó a contestar.

- Pues . . .
yo bién
muchas gracias . . .

- ¿Que andas haciendo?

Y a éste que le pasa, me pregunté. Me pareció estúpido pero igual respondí:

- Pues, creo que lo mismo que tú . . . Voy de viaje.



- ¿Y se puede saber de qué se trata?

Me estaba sintiendo muy incómodo y contesté un poco forzado:

- Si, claro. Voy a Asturias y después a Galicia.



- Supongo que detrás de algún buen negocio.

Totalmente arrepentido de haber dado pie a esta conversación, contesté de mala gana:

- Si, bueno . . .
eso espero,
ya que las posibilidades de negocio son positivas.



- ¿Sabes qué? . . . Te llamo después;
se le está acabando la batería a mi movil y además
aquí al lado hay un gilipollas que responde a todo lo que te pregunto.

- ¡ ¿ ! ?



MORALEJA

Limitese a hacer lo que corresponde dependiendo del lugar en el que se encuentre.

para la niña que hay en mi (3ª parte)




Siguió andando hasta que unas enormes raíces que sobresalían por encima de la tierra, y que le cortaban el paso por la senda, la hicieron detenerse. Las raíces pertenecían a un gigantesco árbol que ocupaba, incluso, una buena parte del sendero y sus alrededores. Crecía majestuoso y sus ramas se perdían tan alto, que apenas alcanzaba la vista a ver donde llegaba su fin. El resto de árboles de su alrededor, parecían dejar sitio, haciéndole reverencia y rendiéndole pleitesía. Y todo cuanto permanecía bajo su manto parecía quedar en una penumbra, como de duerme-vela
nocturna, que hacía parecer que permaneciese en un eterno anochecer.


Al acostumbrar su vista a aquella semi oscuridad, la muchacha descubrió sobre una de aquellas raíces, la mariposa más grande y más preciosa que jamás pudiera imaginar.

Tendría el tamaño de una caja de zapatos, las alas transparentes, brillaban en la oscuridad y tenían toda la gama de azules que pudiera haber en el mundo. Al intentar acercarse para verla mejor, pisó una ramita y emitió un chasquido. Entonces la mariposa salió volando asustada y la muchacha pudo darse cuenta de que no estaba sola. Con ella emprendieron el vuelo otras mariposas que también se encontraban allí, aunque no las había visto porque estaban en la penumbra. Pero éstas no eran azules, si no que las había de todos los colores.


Indignada por su torpeza, se acerco al lugar que habían estado ocupando hasta hacía un momento las mariposas. Para observar mejor las raíces, saco la linterna de su mochila, la encendió y se acercó para ver que podían estar haciendo allí.



Y fue entonces cuando descubrió que en el suelo había una mariposa con sus alas plegadas.

No brillaban en la oscuridad y sus colores estaban apagados.



La cogió con sus manos con tristeza.

Pobrecita . . . ! ! !
. . . por eso estaban allí aquellas mariposas ! ! !



Al acercársela, vio sorprendida que no era una mariposa. Tenia rostro de muchacha como ella y brazos y piernas, solo que llevaba dos alitas y tenia el tamaño de una caja de zapatos.

Era . . . . . ?

. . . era . . . ?

. . . era . . . ?

. . . un hada !!!

como las de los cuentos que le contaba su mama!!!!!!!!

Entonces era cierto!!!

Las hadas existían!!!



De repente le volvió a embargar la tristeza al recordar que la pobre hadita estaba muerta. Dejo a su perrita Luna en el suelo y cogió a la hadita con las dos manos y la apretó muy fuerte junto a su corazón. Y unas lagrimitas resbalaron por sus ojos y fueron a caer a las alas de la pobre hadita.



Poquito a poco la muchacha noto en su mano que algo se movía.

Y cada vez se movía más.

Y al mirar descubrió que las alas de la hadita estaban empezando a brillar en la oscuridad . . .. . . y sus colores se volvían más vivos . . .

. . .y ella estiraba sus manitas . . .

. . . y sus piececitos . . .

. . .y movía su cabecita.



Las otras hermanitas suyas, como si lo hubiesen adivinado, volvían volando y haciendo lindos sonidos. Y ella al escucharlas les contestaba en el mismo lenguaje.



La muchacha no cabía en sí de feliz y contenta que se encontraba. Dejó a la hadita en el suelo, que ya parecía totalmente recuperada, y ésta se puso a volar con sus hermanas. Se dispusieron todas en formación , e iniciaron una especie de danza mientras emitían unos lindos sonidos guturales imitando una linda canción de sonidos de la naturaleza. Al terminar se despidieron con la mano y se fueron bosque adentro, no sin antes pasar por encima de su cabeza batiendo sus alas, y dejando caer
un rastro de polvo de hadas (que de todos es sabido que trae buena suerte).



Cuando se hubo recuperado de su asombro, la muchacha recogió a Luna del suelo y regresó por el sendero por el que había venido, llego al castillo y se metió por la puerta del servicio sin que nadie la viera.

Fué a lavarse y asearse y llego justo a tiempo para cuando iban a servir la cena.



Y colorín colorado

este cuento

se ha acabado . . . ?

domingo, 7 de febrero de 2010

para la niña que hay en mi (2ª parte)



Cuando cruzaron el pueblo y enfilaron el camino hacia el castillo, que discurría por en medio de los bosques y riachuelos que lo rodeaban, la muchacha no dejaba de observar con sus grandes ojos todo cuanto veía. Ella había nacido y vivido en su pequeño pueblo y nunca había visto unos bosques tan grandes ni de árboles tan frondosos, y por eso, estaba admirada de todo cuanto discurría a su alrededor.


Tras una revuelta del camino, se abrió un claro en los árboles del bosque, y al fin pudieron divisar el castillo. Si el paisaje hasta ahora, le había parecido algo maravilloso, lo que vieron sus ojos al desaparecer el follaje le pareció majestuoso.
Parecía un castillo como los de los cuentos de hadas que le contaba su madre siendo ella niña.

¿Como podía haber alguien viviendo en un sitio así?

¡Eso debía ser maravilloso!!!

Cuando llegaron a las puertas del castillo, aún no había conseguido salir de su estupor.

Allí a la puerta estaban todos los criados, con sus mejores galas, colocados en fila y esperando la llegada de alguien.

¿No sería por ella todo aquel tinglado? . . .

. . . menuda vergüenza ¡¡¡ por Dios !!!

Cuando al fin se pudo zafar de todo aquel "pa-ri-pe" sus mejillas estaban encendidas y solo deseaba refugiarse en su habitación tranquila. Pero sabía que hubiera sido de muy mala educación, el no ir a saludar a su tio . Así que hizo gala de su mejor sonrisa, y se dispuso a acompañar al criado.



Después de todo no había ido tan mal. Ya estaba instalada en su nueva casa, conocía las normas de su tío, los horarios de comidas y un montón de cosas más que le habían ido rezongando entre unos y otros. Ahora por fin parecía que la iban a dejar un rato tranquila. Y que se iba a poder dedicar a lo que a ella más le gustaba.

¡¡¡¡EXPLORAR!!!!



Eran las cuatro de la tarde y, si no recordaba mal en aquella casa, la cena se servía a las ocho y media. Así que tenía cuatro horas y media para dedicarse a visitar los alrededores del castillo en busca de las más intrepidas aventuras. Y esos bosques tan maravillosos que había descubierto, mientras se acercaban al castillo, seguro que estarían llenos de secretos y de seres fantásticos.



Cogió su mochila y metió dentro una linterna, un cuaderno y una libreta, unas galletas (por si le daba hambre) y un poco de limonada, la chaquetilla (por si luego refrescaba) y su estrellita brillante (que era su talisman). Y cuando ya iba a salir dió un estirón a Luna, que estaba encima de la cama, y se la llevo también con ella. Luna era un perrito de peluche que le regalaron sus papás cuando cumplió tres años, y que nunca se había separado de ella, y por eso decidió que la acompañara también al castillo.



Toda pertrechada con sus tesoros, salió por la puerta del servicio para que no la viera nadie, y sigilosamente se perdió por el sendero del bosque en busca de las más
trepidantes aventuras . . .



. . . continuara


jueves, 4 de febrero de 2010

para la niña que hay en mi (1ª parte)


Dice una antigua historia, que en un país muy lejano, vivía un anciano que tenia tantas tierras y tanto dinero que no era capaz ni de poder contarlo. Pero que era tan avaro y tenía tan mal genio,que nadie en el pueblo lo quería, y vivía recluido en su castillo sin relacionarse con nadie.

Solo sus criados tenían contacto con el. Y de todos ellos, solo uno gozaba de su confianza y conocía todos los detalles de su vida, ya que era el único que había permanecido durante todo ese tiempo a su servicio.


Un buen día, mientras paseaba por los jardines del castillo, el anciano sufrió un desmayo y tuvo que ser atendido por sus criados, que acudieron inmediatamente a auxiliarlo y le trasladaron a su habitación. Cuando el medico fue avisado, acudió a visitarle y comprobó que le había dado una apoplejía que le iba a dejar postrado en la cama durante el resto de sus días.


Cuando se hubo recuperado llamo a su fiel criado, que fue a los aposentos de su amo, y los dos estuvieron hablando largo y tendido. El anciano le dio las instrucciones que debía seguir ahora que sabía que su final estaba próximo. El criado era conocedor de la historia de la familia y sabía que el anciano tenía otro hermano al que no veía desde que aquel abandonara el castillo paterno para casarse con la muchacha a la que amaba. Sabía que no había sido muy afortunado en cuanto a riquezas, porque las habladurías así lo comentaban, pero que él y su esposa habían sido muy felices juntos y fruto de aquella relación había nacido una niñita a la que adoraban.
Ya no sabía más, porque su orgullo no le permitió interesarse, y cuando alguien hablaba del tema el hacia oídos sordos y evitaba continuar con la conversación.
Así que le rogó encarecidamente al criado que averiguara el paradero del hermano y le pidió que hiciera todo lo posible por convencerle de que volviera de nuevo al castillo.



Con tan difícil encargo partió el criado, un buen día, del castillo. Pero lo que no sabía el anciano era que éste "guardaba un as en la manga". Aunque en los últimos años no se habían podido visitar, la familia del anciano y el criado se habían mantenido, hasta entonces, en contacto y por ello había estado siempre al corriente sobre las noticias del hermano. Así que, conociendo su paradero, se dirigió directamente donde sabía que les encontraría.


Pero una triste noticia le aguardaba. Durante los años que estuvieron sin poderse ver, el hermano del anciano había muerto y su mujer enfermo unos meses después. Como no consiguieron devolverle las ganas de vivir, que había perdido tras la muerte de su marido, murió también un año después.


Así que tras tan largo viaje, al llegar al pueblo el criado, solo encontro a la niña que se había convertido en una joven y apuesta muchachita.
Después de contarle lo que le había sucedido a su tio y comunicarle que su deseo era que le acompañara al castillo, la muchachita le respondió que ese habria sido el deseo de su padre y que ella así lo haría.


Por lo tanto, al día siguiente, partieron ambos hacía el castillo . . .




. . . continuara


el mar



Sentarse tranquila, a la orilla del mar,

escuchar a las olas, despacito, llegar,

mirar fijamente, el horizonte lejano,

dejar deslizarse, la arena, entre las manos.



Soñar con sirenas, y peces de colores

pescadores que sufren, y tienen mal de amores

princesitas que viven, en el fondo del mar

y una tortuga gigante, las viene a rescatar.



Enamorados que salen, a la luz de la luna

a pasear con su barca, y celebrar su fortuna

a contarse al oído, palabritas de amor

y prometer que por siempre, se querrán con fervor.



Cada noche estrellada, el azul firmamento

en el mar se refleja, feliz y contento

quiere que este le devuelva, su bella imagen

para por la mañana, salir a pavonearse.



Y si hay luna llena, esta feliz

va y se empolva su cara, y también su nariz

y usando el mar, cual si fuera un espejo

refleja allí su cara, sin ningun complejo.




Luego por la mañana, cuando ya sale el sol

para el no ser menos, va y se da un rebol

y la gente contenta, va y acude a la cita

y todos juntos se bañan, en la linda playita.



Y a mi que siempre, me ha encantado el mar

este lindo poema, me acabo de inventar

yo no se si a alguien, le puediera gustar

pero de todas formas, lo voy a publicar.

martes, 2 de febrero de 2010

extraña experiencia



Dice un pajarito . . .

. . . que erase que se era . . .

. . . una muchacha sin nombre . . .

. . . en una ciudad cualquiera . . .

. . . una tarde de primavera . . .


. . . estaba la muchacha sentada en el banco de un parque, tranquila, feliz, abstraída en sus ensoñaciones y absorta en el bullicio que se escuchaba a su alrededor.

Niños corriendo y jugando en los columpios y toboganes.

Madres que les regañaban o les llamaban mimosas para que acudiesen ante sus demandas.

Bebes caprichosos que deseaban ser el centro de atención de los mayores.

Transeuntes que cruzaban camino de cualquier lado dejando un pedazo de conversación inacavada, la suficiente para que durara el tramo de tiempo que se cruzaban por delante de la muchacha.


De repente . . .

. . . una extraña sensación la invadió.


El bullicio y las palabras parecian oirse más lejanas.

Y sentia que estaba creciendo y creciendo, hasta que todo a su alrededor había quedado de un tamaño diminuto.


Lo más raro de todo era que le daba la impresión de estar viendo la escena como si ella fuera una niña gigante y de repente la tierra se hubiera convertido en su casa de muñecas y sus muñecas fueran todos los habitantes de la tierra.

La niña jugaba con ellas y les asignaba su cometido.

- Tu hoy seras la maestra.
- A ti te tocara hacer de ladrón

- Tu hoy no juegas por que ayer te portaste mal.

- Tu tienes que ser el que se ahoga en la piscina.

- Y tu, al que le toca la lotería.

De vez en cuando, se escuchaba una protesta de alguien que no estaba conforme con el papel que le había tocado ese día. Pero lo hablaban y al momento todo quedaba arreglado.

A la niña, algunas veces, le daba una rabieta y cogía a las muñecas y las tiraba de los pelos y las lanzaba al suelo. Aunque luego arrepentida, volvia a tomarlas en sus brazos y las acunaba y volvia a colocarlas en su casita "tierra" para que siguieran jugando.

Pero como las muñecas tenian autonomía propia para moverse, se les había olvidado que eran muñecas y cuando la niña las maltrataba jugando sufrían mucho porque no recordaban que solo era un juego.

Así pasaba también cuando la niña elegía a una muñeca para ser mendiga, o para estar enferma, o ser fea, o cualquier cosa desagradable. Se les olvidaba que solo estaban jugando y sufrian de verdad.


Poco a poco la muchacha volvio a tomar consciencia del bullicio que la rodeaba y durante un rato quedo pensativa recordando lo extraño de la experiencia que poco antes había tenído.


Lentamente se había ido haciendo de noche.

Los niños y las madres se iban retirando ya hacía sus casas.

Cada vez pasaban menos transeuntes.


La muchacha se levanto del banco y se marchó por la senda. Salió del parque y llego a la acera y siguio andando camino de algún lugar . . .