miércoles, 10 de marzo de 2010

entre los 15 y los 18

Caminaban despacio y de vez en cuando miraban de reojo por si el perro del vecino todavía les seguía. Eran las 8 y 15 y todavía faltaban 45 minutos para que comenzasen las clases. No tenían prisa por llegar al colegio, que estaba apenas a dos manzanas, y tampoco tenían nada que hacer.

En la casa de su amigo Carlos, su madre le gritaba que se levantase y desayunase que llegaría tarde a la escuela y la vecina de enfrente discutía con su marido si seria buena idea pasar el fin de semana en el campo o en la playa.
María llevaba la falda nueva que le había comprado su madre en el centro comercial, aprovechando las rebajas de enero, y se había puesto las botas que le regaló su abuela para reyes. Carla, que era más pequeña, no la habían dejado estrenar y salió refunfuñando de casa. Pero en cuanto vio a sus amigas Desi, Carmen y Rosa se le paso el enfado y se puso a jugar con ellas todo el camino como si nada. Esther llevaba su pantalón de pitillo y un jersey de cuello vuelto y estrenaba zapatillas.
Las dos estaban hablando de las vacaciones navideñas y de como las habían pasado con sus respectivas familias. Sus hermanas iban delante saltando y brincando y de vez en cuando paraban para preguntarles algo.

De pronto oyeron un fuerte frenazo calle abajo y se volvieron todas de golpe asustadas. De repente las más pequeñas empezaron a reír,
- María es tu novio -dijo su hermana con retintín-
- María tiene novio -repitieron las otras a coro-
María, roja como un tomate, seguía caminando por la acera ahora más deprisa. Su amiga la seguía acelerando el paso. Y el coche que había dado el frenazo, de un volantazo había cambiado la dirección y se dirigía hacia donde ellas se encontraban por su espalda.

- Hola guapas! queréis que os lleve? -dijo una voz de muchacho, cuando estuvo a su altura-

- Porque no llevas a tu madre -le soltó María como toda respuesta-

- Parece que la tienes enfadada -chilló Carla sin que nadie le preguntara-
- Quieres callarte niñata -escupió María a su hermana-

- Vamos Carla, subiros al coche que os llevo -dijo él- y no hagas cabrear más a tu hermana.

Monto a las cuatro crías, que se subieron encantadas y salió chillando ruedas.
-Has visto el muy cerdo, y encima se lleva a mi hermana para cabrearme más L O M A T O -dijo María-

- Pasa de él -contesto Esther-

Cuando llegaron a las puertas del colegio el coche estaba aparcado allí. Las niñas ya habían bajado y estaban entrando por la puerta. Pero un grupo de "mosconas" se agolpaban alrededor del vehículo y del dueño importunándolo con preguntas y sonrisas coquetas. María paso por delante haciendo ver que no le importaba lo que estaba ocurriendo y Esther le echo una mirada de soslayo como haciéndose la ofendida. El joven reía a carcajadas en medio de toda aquella demostración de halagos, dando a entender que para el solo eran niñas pequeñas a las que no daba mayor importancia.

A la salida de clase seguía a la puerta esperando. Cuando salió María se le acerco y le susurró unas palabras al oído. Esta dio un respingón con desdén y se apartó, pero él volvió a acercarse y volvió a susurrarle de nuevo algo al oído. Esta vez ella solo hizo mención de alejarse, pero se quedo a su lado aunque con el ceño fruncido, y le dijo que estaba muy ofendida por lo mal que se había portado. El volvió a susurrarle de nuevo algo al oído , pero esta vez lo acompaño además de un suave beso. Poco a poco ella dibujo una leve sonrisa en sus labios, subieron al coche y se alejaron calle abajo.

6 comentarios:

emilio dijo...

Adolescentes y sus secretos... jajajja
Que le dijo al oido que le hizo cambiar?
Palabras de amor?
Promesas?

Guarda el secreto...
Un abrazo.

Reflexiones de Emibel dijo...

Uysssss mi vecino de arriba qué cosas tiene: palabras de amor, promesas.....
Le diría, llevo condones, vamos???
Así son la mayoría de los adolescentes de hoy en día, de amoríos romanticones "na de na".

Has dibujado una escena de cole y adolescentes de cualquier ciudad tal cual es.
Un beso

Pluvisca dijo...

Anjali, pues si, asi son los adolescentes, inseguros y al mismo tiempo haciendo ver que pisan fuerte...la verdad es que es una edad difícil...

Buen relato niña

Un abrazo

MORGANA dijo...

Me trae recuerdos de mi adolescencia...ellos se pavoneaban demostrándonos ser los más gallitos y nosotras mirábamos embobadas..
Besos.
Morgana.

Paco Mira dijo...

La edad del pavo, adolescencia, que pasado los años te partes de risa cuando recuerdas algunas cosas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Para volar la imaginación de lo que se estaban diciendo… Un buen cierre.

Un placer leerte. Saludos.